¿Alguna vez te has encontrado en la dificultad de resolver un problema que, según tus criterios o valores morales, no parece tener una solución del todo correcta?
Esa experiencia de indecisión y de insatisfacción a la hora de optar por un camino u otro es frecuente en la vida, y el tipo de problema que la provoca recibe el nombre de DILEMA MORAL.
Los dilemas morales plantean situaciones conflictivas cuyas soluciones (A y B) no están claras, en el sentido de que ninguna de las dos parece ser realmente o totalmente buena. Si las soluciones conflictivas posibles son tres (A,B y C), se suele hablar de TRILEMA MORAL.
Podemos extraer de la vida cotidiana muchos ejemplos de dilemas morales: a veces nos vemos obligados a elegir entre atender personalmente a un familiar enfermo o abandonar algún proyecto importante (estudios, trabajo...); o nos vemos en la tesitura de decir una mentira con tal de no herir a un ser querido (a pesar de que todos sabemos que mentir no está bien); o, al contrario, nos sentimos obligados a contar un secreto que nos ha dicho un amigo para evitar una injusticia (a pesar de que todos sabemos que la lealtad entre amigos es una virtud...)...
En definitiva, los dilemas morales presentan un conflicto entre valores del propio sujeto, el cual tendrá que aprender a jerarquizarlos y a saber priorizar un valor u otro: ¿es más importante decir siempre la verdad o saber adaptarse a todo tipo de receptor para no herir sentimientos? ¿Es más correcto guardar un secreto a un amigo o desvelar una verdad que pueda evitar una injusticia?
Guadalupe (4ºC)
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